Amor y muerte

El dolor y el amor suelen ir de la mano. Cuanto más amo, más dolor tengo al aparecer la muerte. El vínculo afectivo es uno de los factores que más influyen a la hora de hacer un proceso de duelo de una manera o de otra.

El amor y la muerte tienen mucho en común, ya que los dos son una entrega total en la que desaparece el ego y queda la esencia de uno mismo.

El auténtico amor supone amarse a uno mismo para poder amar y entregarse de verdad al otro, sin perder el contacto con la propia esencia, con el verdadero YO.

Muy a menudo confundimos ese concepto de AMOR y creemos que enamorarnos de otro es olvidarnos de nosotros mismos. Suele ser una forma neurótica de traicionarnos y por lo tanto de manipular al otro. Cuando creemos estar enamorados, queremos al otro para nosotros y decimos cosas como "no puedo vivir sin él/ella", lo cual quiere decir que no valoro mi vida sin el otro, que le doy al otro mucho poder sobre mí y, lo que es peor, tanto me da si el otro me quiere o no, QUIERO QUE ME QUIERA!!

Eso no es amor. Es todo lo contrario.

El amor no duele, lo que duele es perder al ser amado.

Amar significa arriesgarnos a perder al otro y a sentir dolor por ello.

Antes o después, esa separación llegará.

El que no se arriesga a amar y a vivir, vive una vida de muerte.

El amor es "perder la cabeza" y sentir, volverse loco, porque el amor es locura y la locura lo cura *, por lo tanto amar es el acto más sanador que existe.

La gracia está en encontrar el equilibrio entre amarme a mí misma y amar al otro, fundirme con el otro sin perderme, siendo consciente de ti, de mí, de nosotros.

Lo mismo que en el amor, en el momento de la muerte nos fundimos con el Todo.

Entrega.

A menor ego, mayor facilidad de entrega, entendiendo el ego como el grado de identificación con la neura.

Por eso es importante acercarse a la muerte en vida, por eso es importante el proceso evolutivo personal, para lograr disminuir el ego y poder amar/morir con consciencia.

* La locura lo cura. Guillermo Borja